Clausura 2012 - Vélez sufrió sobre el final, pero ratificó su buen presente
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Clausura 2012 - Vélez sufrió sobre el final, pero ratificó su buen presente
En Liniers, le ganaba 3-0 Arsenal, que en los últimos minutos se puso 3-2 ; Augusto Fernández, en dos ocasiones, y el Burrito Martínez, de penal, marcaron los goles del local; Zelaya y Leguizamón descontaron para la visita; accedé al video.
Que se agarren los rivales cuando Vélez se enciende porque tiene variedad de recursos para hacerles pasar un mal rato. Los refuerzos (Insúa y Óbolo) calzaron como un guante desde que se pusieron los botines, pero ayer Vélez se apoyó más en el esqueleto que lo mantiene erguido desde hace tiempo en el fútbol argentino. El brazo ejecutor fue un viejo conocido, alguien que ya tiene ganado un lugar en ese bloque que se plantea los objetivos más altos y nunca se resigna a la mediocridad. Este Augusto Fernández que desborda e imprime ritmo por la derecha le puso pólvora a su zurda. Paradójicamente, sus dos goles fueron casi calcados, con diferencia de unos pocos metros: a la salida de sendos córners tomó dos despejes y sus remates pasaron entre la nube de jugadores que dificultaba la visión de Campestrini. Fue doblemente doloroso para Arsenal: por la desventaja y porque la meticulosidad defensiva que persigue Alfaro se vio sorprendida por jugadas a repetición.
Así como Vélez puede encandilar cuando se enciende, también corre el riesgo de desorientarse en sus sombras cuando se apaga. Le sucedió cuando ganaba por un resultado más amplio de lo que se desprendía del desarrollo. Vélez era superior y mejor, pero el 3-0 quedaba un poco exagerado. Arsenal, en una semana de doble competencia entre la Libertadores y el Apertura, cometió el pecado de defenderse dejándole la iniciativa a Vélez. No fue una buena elección porque Zapata está más lento y pesado que de costumbre, más propenso a sufrir con la presión de la marca. A su lado, el sacrificado Cerro no está para darle salida a la pelota, sino para dejarse los pulmones para recuperarla. Con espacios cerca del círculo central, Zapata, Papa, Insúa, Fernández y el Burrito Martínez se buscaban para asociarse.
Por momentos, Vélez se pasó de retórico con la pelota. No pateó al arco hasta los 21 minutos, cuando un tiro de Insúa se desvió en un defensor y salió al córner. Por entonces, el futbolista más peligroso del encuentro, condición que recuperó en los últimos 25 minutos, era el colombiano Carbonero. Este descarte de Estudiantes mostró potencia y muy buen manejo de la pelota. Su atrevimiento no tenía mucho acompañamiento del equipo. Antes del primer gol de Fernández estrelló un bombazo en el travesaño que parecía animar a Arsenal, que en un par de minutos recibió dos golpes de knock-out. Al tanto de Augusto le siguió el penal (empujón de Cuesta a Óbolo) que convirtió Martínez, deseoso de reencontrarse con el gol para sumarse a la presentación plena de efectividad que traían Óbolo e Insúa.
En el final del primer tiempo, los hinchas de Vélez despidieron al equipo con esos aplausos que se reservan a los artistas favoritos. En la reanudación, Arsenal tuvo un poco más de presencia en el medio con el ingreso de Ortiz por el invisible Esmerado. Llegó el 3-0 y Vélez se sentía tan cómodo que pensó que ya no había nada más que hacer, sólo esperar que corriera el reloj.
Carbonero siguió jugando su muy buen partido y armó la jugada para el descuento de cabeza de Zelaya. Un toque de atención que Vélez dejó pasar por alto. Aunque se acordaba tarde de atacar, Arsenal puso más incertidumbre con el golazo de tiro libre de Leguizamón, un especialista con la pelota detenida. Los 10 minutos que quedaban no fueron de mayores sustos para Vélez, que igual deberá ocuparse de algunos ajustes para no quedar expuesto a las intermitencias.
Que se agarren los rivales cuando Vélez se enciende porque tiene variedad de recursos para hacerles pasar un mal rato. Los refuerzos (Insúa y Óbolo) calzaron como un guante desde que se pusieron los botines, pero ayer Vélez se apoyó más en el esqueleto que lo mantiene erguido desde hace tiempo en el fútbol argentino. El brazo ejecutor fue un viejo conocido, alguien que ya tiene ganado un lugar en ese bloque que se plantea los objetivos más altos y nunca se resigna a la mediocridad. Este Augusto Fernández que desborda e imprime ritmo por la derecha le puso pólvora a su zurda. Paradójicamente, sus dos goles fueron casi calcados, con diferencia de unos pocos metros: a la salida de sendos córners tomó dos despejes y sus remates pasaron entre la nube de jugadores que dificultaba la visión de Campestrini. Fue doblemente doloroso para Arsenal: por la desventaja y porque la meticulosidad defensiva que persigue Alfaro se vio sorprendida por jugadas a repetición.
Así como Vélez puede encandilar cuando se enciende, también corre el riesgo de desorientarse en sus sombras cuando se apaga. Le sucedió cuando ganaba por un resultado más amplio de lo que se desprendía del desarrollo. Vélez era superior y mejor, pero el 3-0 quedaba un poco exagerado. Arsenal, en una semana de doble competencia entre la Libertadores y el Apertura, cometió el pecado de defenderse dejándole la iniciativa a Vélez. No fue una buena elección porque Zapata está más lento y pesado que de costumbre, más propenso a sufrir con la presión de la marca. A su lado, el sacrificado Cerro no está para darle salida a la pelota, sino para dejarse los pulmones para recuperarla. Con espacios cerca del círculo central, Zapata, Papa, Insúa, Fernández y el Burrito Martínez se buscaban para asociarse.
Por momentos, Vélez se pasó de retórico con la pelota. No pateó al arco hasta los 21 minutos, cuando un tiro de Insúa se desvió en un defensor y salió al córner. Por entonces, el futbolista más peligroso del encuentro, condición que recuperó en los últimos 25 minutos, era el colombiano Carbonero. Este descarte de Estudiantes mostró potencia y muy buen manejo de la pelota. Su atrevimiento no tenía mucho acompañamiento del equipo. Antes del primer gol de Fernández estrelló un bombazo en el travesaño que parecía animar a Arsenal, que en un par de minutos recibió dos golpes de knock-out. Al tanto de Augusto le siguió el penal (empujón de Cuesta a Óbolo) que convirtió Martínez, deseoso de reencontrarse con el gol para sumarse a la presentación plena de efectividad que traían Óbolo e Insúa.
En el final del primer tiempo, los hinchas de Vélez despidieron al equipo con esos aplausos que se reservan a los artistas favoritos. En la reanudación, Arsenal tuvo un poco más de presencia en el medio con el ingreso de Ortiz por el invisible Esmerado. Llegó el 3-0 y Vélez se sentía tan cómodo que pensó que ya no había nada más que hacer, sólo esperar que corriera el reloj.
Carbonero siguió jugando su muy buen partido y armó la jugada para el descuento de cabeza de Zelaya. Un toque de atención que Vélez dejó pasar por alto. Aunque se acordaba tarde de atacar, Arsenal puso más incertidumbre con el golazo de tiro libre de Leguizamón, un especialista con la pelota detenida. Los 10 minutos que quedaban no fueron de mayores sustos para Vélez, que igual deberá ocuparse de algunos ajustes para no quedar expuesto a las intermitencias.
Juanmgonza- Mensajes : 3623
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