Clausura 2012 - Boca ganó con las señales de siempre

En la Bombonera, venció 2-0 a Newell´s con sus virtudes conocidas: practicidad, eficacia y oportunismo; Cvitanich y Riquelme le dieron la victoria y la punta, que comparte con Vélez, All Boys y Tigre; mantiene la valla invicta y hace 32 partidos que no pierde por torneos locales; mirá los goles.



Salvo cuando el vestuario se encarga de hacer públicas las críticas y los cuestionamientos internos, como sucedió en Venezuela, Boca atenta contra la noticia. El equipo, desde el campo de juego, despierta distintas sensaciones. Algunos están conformes, otros pretenden un mejor funcionamiento o brillo a la hora de elaborar jugadas de ataque. Pero todo partiendo desde el punto de vista de que la noticia es que Boca gana. Arrastra un invicto oficial de 34 partidos, cifra a la que llegó luego de vencer a Newell's por 2-0, en la Bombonera. Y si se toman como referencia sólo los noventa minutos de ayer, el análisis tiene coincidencias con lo que se elogió en el Apertura 2011, cuando dio la vuelta olímpica: oficio, oportunismo, solidez defensiva y un trabajo colectivo solidario tanto para atacar como para defender. Y cuando Juan Román Riquelme aparece con su clase, como en la pegada del tiro libre que buscó filtrar entre los compañeros que estaban en la barrera, le da un plus a un equipo que demostró que también es capaz de jugar bien sin él.

En líneas generales, Boca todavía está por debajo del nivel mostrado en el semestre pasado, aunque no cambió su estilo, su búsqueda. Puede haber alguna recriminación de un delantero a un volante o un lateral porque esperaba que el centro fuera al primer palo y no al segundo, pero todas cuestiones futboleras que hacen a un entendimiento que no sufrió fisuras, más allá de las grietas abiertas de la desconfianza entre Julio César Falcioni y los futbolistas.

Newell's lo inquietó un par de veces con un cabezazo de Vangioni tras un centro de Vergini; en el penal no sancionado de Caruzzo a Vangioni y en un centro de Sperdutti que Urruti cabeceó sin complicaciones para Orion.

Boca fue más desde el control que desde las situaciones. Salvo otro penal de Pellerano a Cvitanich (que tampoco vio Maglio), un contraataque de tres contra uno en el que Mouche prefirió el amago y el desequilibrio individual antes que el pase a Riquelme. La diferencia la marcó al principio con un lateral/centro de Clemente Rodríguez para Erviti (el saque de costado le correspondía a Newell's), el rebote, otro centro del lateral izquierdo para Cvitanich y el toque de primera al fondo de la red.

La presión de Newell's, desde el sistema 4-1-4-1 elegido por Martino para bloquear las salidas de Boca, duró apenas unos minutos. Porque si bien los xeneizes no preocupaban demasiado a Peratta, tampoco los rojinegros mostraban claridad para acercarse con peligro a Orion. Algunas apariciones de Bernardi le dieron entendimiento a una idea, pero la misma no tuvo continuidad en el delantero Urruti ni en los volantes externos (Sperdutti y Figueroa).

Un párrafo aparte para Clemente Rodríguez. No sólo participó de la acción del primer gol, sino que fue la figura de la tarde por despliegue, inteligencia para presionar en ataque sobre la pérdida de la pelota, y movilidad para arrastrar marcas a la espalda de Sperdutti. A Vergini se le hizo complicado tomarlo y el lateral siempre generó grietas en el fondo rosarino, ya fuera para desbordar o para distraer las marcas y que sus compañeros puedan recibir con mayor libertad.

El ambiente del fútbol reconoce que cuando Boca hace un gol, se termina el partido , frase utilizada para explicar que pasa a ser muy complicado darle vuelta el resultado y los rivales terminan chocando contra la seguridad de Orion y la fortaleza defensiva comandada por Schiavi, que cuando no está (como ayer) encuentra en Caruzzo -aun con distintas características- a un buen sustituto. Ayer pasó eso. Al margen de los volantazos de nombres y de esquema que intentó Martino, siempre dio la sensación de que Newell's no iba vulnerar la valla xeneize.

Falcioni, que había quedado debilitado tras el escándalo en Venezuela, mantiene el silencio. Salvo alguna caricia por twitter hacia sus jugadores, siente la necesidad de bajar la exposición pública para que ninguna coma complique más las cosas. Si bien Boca tiene mucho para mejorar, el DT apuesta a que los resultados cicatricen, como alguna vez ya pasó, las heridas.